Detesto los triángulos amorosos. En serio. Los odio como pocas cosas en la vida porque manejan muy mal a los personajes involucrados en el lío, su desarrollo, sus inseguridades, los celos, el rechazo y la aceptación de no ser correspondidos. Sin embargo, soy consciente de que hay excepciones. Pocas, pero las hay.
Puedo contar con los dedos de la mano las series que han incluido triángulos amorosos y que han sido utilizados muy bien, como catalizador de la historia y como punto de quiebre para profundizar a sus personajes, hacerlos más interesantes y relatables. Inuyasha es la n°1.
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